miércoles, 27 de noviembre de 2013

Ratatouille, Ratatouille con carne, Ratatoulille con queso... (O sobre las diferentes rúbricas para una misma tarea)

A esta altura (y un poco corriendo para poder empezar con el módulo 4), leí las rúbricas de Alfredo, Javier y Adriana… Veo que fuimos apuntando a las mismas cosas a veces desde diferentes lugares… tiempo de espera vs temperatura de platos; cómo se organiza el grupo, etc.
Y que también apuntamos a cosas diferentes, quizás por la formación, o quizás por las subjetividades… Evaluamos la preparación de un menú… o sea… qué esperaría yo como comensal, como organizador, como participante…
Por mi parte, lo primero que definí fue el contexto del trabajo de esos alumnos… qué es lo que ya habían hecho, qué se les pedía que hicieran en ese momento… y como se plasmaba todo eso en el trabajo a evaluar. Quisiera preguntarle a mis compañeros, qué encuadre imaginaron para construir la rúbrica.
Alfredo organizó una escala ascendente y el resto descendente.
Alfredo y Javier explicitaron la escala cualitativa (bueno, excelente, malo, regular, etc). Adriana y yo nos quedamos en simples números que, seguro tienen significancia para nosotras, pero no terminan de ser tan claras para el resto.
No puedo dejar de pensar en la importancia del trabajo colaborativo. Tal vez cada uno imaginó diferentes encuadres, y apuntó a diferentes cosas… puedo enriquecer mi trabajo a través de esto.
Así que, cuando quieran… algunos pueden cocinar… todos podemos comer…  Y, como siempre, hablar, debatir, enriquecer, construir, y sobre todo… seguir pensando!
Cariños!
Caro


Cualquiera puede cocinar (y ser evaluado con una rúbrica)


                La actividad que tenía por delante era la construcción de una rúbrica para evaluar a un grupo de alumnos que debía preparar un menú para seis comensales. Y cuando me di cuenta que estaba pensando en la escala de evaluación y las categorías, me di cuenta que, lo primero que debía definir, era la actividad específica que iba a evaluar. Así que opté por el siguiente contexto:

“Los alumnos deberán preparar, en el momento, un menú para 6 personas. Otros alumnos harán el papel de los comensales. Los alumnos serán evaluados en el desempeño de la actividad en tiempo real. Previo a eso estudiaron cocina y se organizaron y planificaron el trabajo. Así es que, llegados los comensales, los alumnos deberían preparar el menú y servirlo.”

Así que, pensé que no solo debía evaluar la calidad nutricional de los platos y los tiempos de elaboración, sino también la organización del grupo para preparar el menú, si el menú estaba completo (entrada, plato principal, postre y bebida), si habían pensado en más de una opción por base ya que puede haber entre os comensales, celíacos o vegetarianos, etc.…

Y así fue que fui armando esta rúbrica. Les dejo el hipervínculo y el número de ID: 2388141

Saludos!

Caro 

domingo, 24 de noviembre de 2013

Criterios de Evaluación... O de la eterna discusión con algunos alumnos

¡Hola a todos!
Por las dudas, y para ponernos en órbita, les recuerdo que soy ayudante en la materia Química genral para la carrera de ingeniería industrial. Es materia del primer año de la carrera así que la cantidad de alumnos es importante. Por esto, tengo la posibilidad de participar en casi todas las instancias de evaluación, salvo en el oral del final.

Estas instancias son:

Evaluación de Admisión (EDAs, una por cada práctica de laboratorio, son 5)
Tienen formato de opción múltiple + texto breve. Son 5 preguntas. Con 3 bien aprueban, con 4 tienen un bueno y con las 5 un muy bueno. Frente al “border” se analiza si hay errores conceptuales importantes o no y el desempeño en los EDAs anteriores.
Se apunta a conceptos de aplicación, es decir, temas teórico-prácticos relacionados con la práctica de laboratorio que se va a desarrollar.
Las EDAs tienen 1 instancia de recuperación.

En el laboratorio y en la clase de problemas
Durante el desarrollo de los trabajos de laboratorio las 4 docentes recorremos las mesadas constantemente para ver qué están haciendo los alumnos y para hacerles preguntas que les permitan ir conectando con la teoría y formalizando las ideas. Lo mismo surge en la dinámica que proponemos en la clase de problemas donde, más allá de que siempre hay algunos que participan constantemente, vamos indagando a los demás para ver cómo vienen. Esto nos va formando una especie de apreciación conceptual de cada alumno que no formalizamos en ninguna lista, pero entre nosotras las comentamos todo el tiempo a fin de que no quede en una opinión subjetiva.

Informes de los prácticos de laboratorio
Hay una plantilla para su confección. La hacen durante el transcurso del práctico de laboratorio. Se corrige al final de la clase.
Se busca que el alumno plasme lo que ha observado durante la práctica y pueda relacionarlo con la teoría. Se tiene en cuenta la capacidad de poner esas observaciones en un lenguaje formal (desde el punto de vista químico) y la capacidad de expresarse con frases concretas y coherentes.
En caso de que el informe no esté en condiciones de aprobar, se le hace la devolución al alumno y se rehace.

Parcial (es sólo uno, luego de haber pasado aproximadamente 2/3 del cuatrimestre)
Constan de 5 puntos. Se califica sobre 100 y se aprueba con 60. No todos los ítems valen lo mismo pero rondan siempre los 20 puntos (entre 15 y 25).
Uno es una tirada de verdaderos o falsos, por supuesto con justificación, de conceptos teóricos. Allí se apunta a ver si aprendieron la teoría y si pueden fundamentar correctamente sus elecciones.
Y luego son 4 problemas de diferentes temas de la cursada. Son generalmente problemas de resolución numérica con algunas preguntas pequeñas a desarrollar o a relacionar con lo hecho en los trabajos de laboratorio. Si bien se apunta al resultado correcto, se analiza el proceso deductivo que los alumnos hacen para llegar a ese resultado, frente a errores se da mucha importancia a si estos revisten un problema conceptual de fondo o no (por ejemplo, para un gas ideal el trabajo de expansión tiene que ser negativo, muchas veces hacen bien la cuenta, se olvidan el signo y lo informan positivo y no aclaran nada al respecto, es un error conceptual grave, no un problema de signos). Si bien no es algo que tiene asignado puntaje al momento de corregir, muchas veces influyen en nosotros los docentes, la prolijidad y el orden con el que resuelven ya que da una idea de la claridad que tienen sobre los temas a resolver.
En los casos de notas cercanas al 60 (desde 55) se hace un análisis integral del examen y se revisa el desempeño en las otras instancias (EDAs, informes, concepto). Si esas instancias son favorables se le da el típico empujoncito al famosísimo (y siempre bien agradecido por los alumnos) 60*.
El parcial tiene dos instancias de recuperación.

Final integrador
Consta de dos etapas, una primera escrita, donde se suelen tomar 2 problemas numéricos cortos de los temas que se vieron luego del parcial. Este escrito se corrige como aprobado o no, persiguiendo los mismos objetivos que en el parcial.

Si aprueban el escrito, los alumnos pasan a una instancia oral con los Profesores y JTPs de la materia, que al momento de poner la nota hacen un balance de esa instancia oral, la parte escrita y la nota del parcial.

Como siempre... Gracias por estar leerme, comentarme y estar ahí!
Saludos!!!
Caro

viernes, 22 de noviembre de 2013

En Síntesis... (¿¿¿???)

Si bien al principio no me gustó mucho el texto sobre el que íbamos a trabajar, ya que no está dentro de mis mejores conocimientos, al final creo que resultó ser mucho más útil de lo que esperaba, ya que me vi en la situación de tener que planificar desde cero, descubrir una nueva herramienta y tratar de usarla de la mejor manera que creía posible. Pero para no complicar tanto esto y como diría Jack el destripador… “Vamos por partes”
Lo primero que hice fue leer y tratar de comprender el texto e identificar los ejes conceptuales que planteaba para definir cuáles serían los puntos a evaluar. Y una vez hecho eso, me di cuenta que yo estaba discutiendo con el texto, coincidía en algunos de sus planteos, podía ejemplificar otros, no estaba totalmente de acurdo con algunos… Y así reformulé mis objetivos de evaluación.
Si bien quería evaluar algunos conceptos, me interesaba más escuchar opiniones y ver como “mis alumnos” relacionaban el texto con la realidad. Así que aproveché las diferentes opciones que presenta el formulario de Google y apunté a eso. Ya que se me ocurrió que, más que una evaluación, esta podía ser una oportunidad de generar debate entre los involucrados para enriquecer nuestras opiniones y quizás a futuro construir otro trabajo, que tenga a este como punto de partida. Es claro que no lo vamos a hace con este tema ya que estamos siguiendo los objetivos de este curso, pero me parece que esta puede ser una muy buena herramienta para este objetivo: no solo hacer un tipo “diagnóstico” de lo que los alumnos entendieron y procesaron sino también permitir un trabajo posterior de eso, no solo con el docente sino también entre pares.
En lo que va del curso hemos confirmado que las opiniones de los demás enriquecen, nos abren la cabeza, nos ponen a pensar y repensar desde otro lugar y eso construye. Muchas veces recuerdo discusiones acaloradas en aulas de Sociedad y Estado, Pensamiento Científico, Historia, Psicología, Filosofía… pero casi nunca en las aulas de nuestras supuestas “ciencias duras”… Pero si recuerdo muchas jutadas a estudiar entre amigos de la facu… y estudiábamos química… pero discutíamos mucho todo, nos opinábamos todo el tiempo… eso que dicen de lo bueno de estudiar en grupo… Y siempre intento llevar eso a mis clases de problemas y a mis trabajos de laboratorio… cuando hago una pregunta y algunos alumnos contestan cosas diferentes… se quedan esperando que el docente les diga cuál es la respuesta correcta… y trato de no hacerlo… trato de que cada uno fundamente el porqué de su opinión y que discutan entre ellos para llegar a la respuesta… Cuesta llevar el debate al aula y sobre todo en la química.

También creo que hasta ahora, participando en diferentes blogs de compañeros y leyendo los comentarios que los compañeros hacen en el mío… también estoy aprendiendo más sobre como instaurar este debate como algo natural y contínuo. Y creo que los formularios de Google son un buen punto de partida para esto y las nTICs son una herramienta que puede aprovecharse.

Sobre el uso de formularios

“Nunca nos vamos a dormir sin aprender algo nuevo”

Esta experiencia con esta nueva herramienta ha resultado muy interesante para mí. Realmente es fácil de usar y ofrece variadas opciones. Si bien el texto que nos fue propuesto para realizar la evaluación no trata de un tema que domine mucho, apunté a diferentes objetivos al armar el examen. Por un lado las respuestas de opción que hay en los formularios permiten proponer la evaluación de conceptos, es decir, si el alumno captó conceptos generales. Y luego, me interesaba saber qué opinaban de lo que se plantea en el texto y como lo relacionaban con algunas situaciones actuales.
Respecto a las formas de organizar espacios, traté de organizar el examen poniendo primero las preguntas que apuntaban a lo conceptual, como para permitir que el alumno se vaya metiendo en tema, y luego las que perseguían opiniones personales, generalmente más desarrolladas.
Traté de ser clara en el objetivo del examen así como en lo que se esperaba de cada sección. Espero haberlo sido.
En líneas generales todos captaron los conceptos y también hicieron buenas relaciones con la realidad. Las opiniones que se les pidieron fueron bien fundamentadas y sostenidas. De hecho, la heterogeneidad de formaciones y la obvia subjetividad de cada uno se plasman en los diferentes caminos que usaron para relacionar con los hechos actuales. Y este sería un excelente punto de partida para entrecruzar las respuestas de los diferentes alumnos y comenzar un trabajo de debate para una posible producción colaborativa. Dado que hay que seguir con los objetivos del curso, no voy a perseguir ese fin, pero si les dejo un link a las respuestas que han dado para que puedan al menos enriquecer sus opiniones.

https://docs.google.com/spreadsheet/ccc?key=0AmSM-jHACrjRdHZGR2tJdm9PNFZhSGtLSzdkQWlHMXc&usp=sharing


Han sido unos alumnos muy bien dispuestos. Muchas gracias a todos por colaborar con mi aprendizaje.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Sobre mis (nuestras) prácticas de evaluación

 “Señores pasajeros/alumnos, en nombre del Departamento de Química y de la Facultad de Ingeniería, queremos darle la bienvenida a nuestro vuelo 6301-8301 con destino a la isla de “Aprobé Química 1”. El tiempo estimado de vuelo será de 16 semanas durante las cuales tendremos 5 pequeñas escalas y una parada de aproximadamente 3hs a la mitad del recorrido. Una vez transcurridas las 16 semanas de vuelo, deberán pasar por Aduana/Examen final para certificar su vuelo y así poder sellar su pasaporte. Queremos recordarles que tanto el Capitán como el resto de la tripulación/cuerpo docente, estamos para asistirlos durante todo el recorrido. Esperamos disfruten de su vuelo y les agradecemos la elección de viajar con nosotros.”

Muchas veces se me ocurre que esta podría ser una buena manera de presentarles a los alumnos el cronograma y el régimen de aprobación de la materia. En ella tenemos alternadas clases de problemas, con prácticas de laboratorio de las que los alumnos tienen que aprobar una pequeña evaluación de admisión (EDA) que tiene como objetivo certificar que saben los conceptos de aplicación para realizar el práctico, realizar el práctico, y entregar luego un informe del mismo. A mitad del cuatrimestre tomamos un examen parcial, que tiene dos instancias de recuperación. Y tienen un examen final integrador.

Y vamos pasando por diferentes estrategias de evaluación. En las EDAs de los prácticos (20 minutos) combinamos la selección múltiple con las respuestas cortas. Y luego en el informe del mismo, que es grupal, apuntamos a evaluar la observación del práctico y su relación con la teoría y la forma de expresión. Esta es el lugar con mayor feedback y de hecho donde más se aprovecha ya que trabajan en grupo y cuentan con nuestra intervención constante.

En el parcial también combinamos varias formas. Hay un punto con varios ítems del tipo verdadero-falso pero con la obligación de justificar ya que se apunta a evaluar cómo el alumno procesa para llegar a su elección. Y  la resolución de problemas de que tienen incluidas preguntas de respuesta corta que apuntan a evaluar la conceptualización del tema del problema más allá de su resolución numérica.

El examen final integrador consta de dos instancias: un primer examen escrito (de media hora) con dos ejercicios tipo los del parcial, uno correspondiente a alguno de  los temas de la primer mitad de la cursada y otro al de la segunda. Y una vez aprobado ese escrito hay una instancia de evaluación oral que es de temas teóricos.


Desde mi opinión personal, creo que esta metodología está esqueléticamente bien, pero podría mejorarse. Ya sea por la modificación de algunos de los enunciados de las evaluaciones así como con el agregado de alguna otra tarea no presencial, más abierta (o menos estructurada), de trabajo colaborativo y que dure, por qué no, todo el cuatrimestre y vaya siendo construida gradualmente a partir de los nuevos temas que se van incorporando en la cursada.



lunes, 4 de noviembre de 2013

Qué aprendí del módulo 1

Aprender a aprender decimos…. Bueno… ¡Empecemos por casa!

(..."Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores"...
¿Cómo Joaquín? ¿Seguro? Mirá este curso y vemos, jeje)

Estoy muy contenta por cómo se va dando este curso. Realmente lo estoy disfrutando mucho. Voy emocionada de actividad en actividad hasta que… llegué a esta…
“¿Qué prendí del módulo 1?”
Y me di cuenta de que tengo muchas ideas en la mente, que aprendí muchas cosas y que sigo emocionada (más que antes) con el curso… pero fue entonces cuando una gran “cuestión” me asaltó por la espalda…  Intento que mis alumnos aprendan como aprenden… es decir… que sean capaces de reconocer qué procesos y cuáles caminos usan y el por qué y el para qué de ellos… Y enfrentada a tener que evaluar mi aprendizaje en el módulo 1 (sí… en este “pequeño” primer paso que es el módulo 1) no pude evitar preguntarme… ¿Lo sé yo? ¿Cuáles fueron mis procesos? ¿Y mis caminos? ¿Por qué y para qué los elegí? ¿Qué pasó en el transcurso?
Publiqué mis 5 preguntas con miedo… Miedo de no estar ajustándome a la consiga. Miedo de ser simplista. Miedo de que no se me entienda lo que quiero decir. Miedo de que a nadie le interese comentar…  Miedos, miedos, miedos… Y lo hice igual… digamos que, en principio, había que hacerlo… es una actividad…
Leí los blogs de mis compañeros con alegría y placer… y comenté cada uno que pude… ¿Por qué será que nos resulta tan fácil dar opiniones y tan difícil exponernos a ellas? Y ahí me di cuenta… de que no soy tan diferente a mis alumnos (ni a mis colegas)… y recordé varias veces muchas cosas que marqué en los textos… “las influencias de la evaluación” de Barberà (este tema me pareció excelente para debatir e indagar)… “los estudiantes reprimidos” de Hanna… “cómo me sitúo yo frente a la evaluación”… y acá quiero detenerme un poco… Me encantó como todos salimos al ruedo a publicar nuestras preguntas… a comentar las de los compañeros… ¿y el feedback? Estos días estuve leyendo los comentarios que me hicieron y fui respondiéndolos en la medida de lo posible… porque creo que los comentarios son muy enriquecedores…  pero si no son un punto de partida para el debate y el ida y vuelta… caemos en eso de lo que tanto nos quejamos… alguien opina sobre lo que hice (son los pares y eso está buenísimo) y ya… le gustó o no, coincide o no, me da un agregado o no… ¡Soy como mis alumnos frente a la evaluación!
Pero… ¿Qué pasa después?
Creo que lo que pasa después… ¡es que aprendemos del módulo 1!
Y esto me llevó a recordar el comienzo de la nota de los editores del texto de Hanna… “¿Por qué publicar una obra con la que los editores mantienen serias diferencias epistemológicas, ideológicas y prácticas? “
Creo saber parte de la respuesta… Porque vale la pena el debate.  Porque desde la diferencia se construye. Porque otras voces abren la mente. Porque uno está dispuesto a  escucharlas. ¡Y porque nos gusta!
De nuevo, gracias a todos por los comentarios, por estar ahí, y querer construir conmigo…
Saludos!

Caro

sábado, 2 de noviembre de 2013

Cinco Preguntas... Cinco?

Hola a todos!
Realmente, leyendo los textos me surgieron mucho más que cinco preguntas... pero de alguna manera todas estaban bastante conectadas entre si... al menos cada vez que empezaba a explayarme en el por qué de mi pregunta, me daba cuenta de que, casi sin querer, me estaba metiendo en otra...
Así que acá van... algunas son más bien metafóricas... perdón por la extensión... y espero les sean interesantes... y disparadores de más preguntas...

¿Cómo le explico a mis alumnos que, cuando calculan e informan que el radio del átomo de hierro es 124cm (y no 124pm), tienen un importante problema de criterio y no sólo un problema de unidades?
A menudo me pregunto qué pasa por la cabeza de mis alumnos el primer día de cursada. ¿Cuáles son sus expectativas? ¿Qué esperan encontrar en la materia? Y a medida que avanza el cuatrimestre, me sigo haciendo preguntas… ¿Estamos fomentando el interés? ¿Los estaremos desilusionando? ¿Estará siéndoles útil la materia?
Estas, para mí, no son preguntas simples. Soy docente de Química General, una materia del primer año de la carrera Ingeniería Industrial... Por lo que, la mayoría de las veces, la expectativa de mis alumnos es “sacarse la materia de encima”. Poco quieren saber de química. Y generalmente no reconocen como objetivos de la materia el hecho de desarrollar un pensamiento científicamente crítico, de empezar a aprender a expresarse formalmente, a construir entre pares, a validar información y conocimiento, trabajar en equipo, etc.
A medida que transcurre el cuatrimestre, junto con los “saberes químicos” empiezan a brotar esos “otros” objetivos ajenos a la química en sí misma, pero siguen quedando en un lugar secundario ya que, ni los valoramos como es debido, ni los alumnos reconocen la importancia de su aparición.
Decimos querer fomentar la discusión, la interacción, la construcción en conjunto… Pero generalmente los hacemos callar cuando discuten en pequeños grupos porque el “ruido de fondo” molesta para dar la clase.
Decimos que nos interesa que comiencen a pensar científicamente y de manera crítica, pero luego evaluamos principalmente si poseen información, o si con ella pueden hacer específicamente lo que queremos que hagan.
Decimos que queremos que aprendan la estrategia para pensar problemas, a reconocer los datos relevantes, a interpretarlos, a observar con significado, a predecir… Y caemos en la trampa que los mismos alumnos nos ponen: ellos quieren saber cómo se resuelve este problema, y nosotros les decimos “este problema y otros similares se resuelve así”. Porque ellos quieren aprobar los parciales… y en los parciales aparecen problemas similares. Y así caemos en las resoluciones mecánicas, en la observación sistemática… y nos vamos despidiendo de la construcción y el criterio.

¿Estaremos siendo los docentes un poco contradictorios?
Los rápidos avances de la tecnología, su masificación y lo rápido que nuestros alumnos las incorporan, nos han llevado a tener que incluir “más tecnología” en nuestras cátedras. Y lamentablemente, lo hicimos reproduciendo aquello que pregonamos no querer para nuestros alumnos. Lo hicimos para cumplir, por lo que las herramientas tecnológicas simplemente reproducen lo que se hace en las clases presenciales. Abrimos un campus, colgamos allí todo el material de la materia, damos nuestras clases con coloridas presentaciones (que por supuesto subimos al campus) y ya… Me imagino esto hace muchos años, con la aparición de la imprenta… “Alumnos, tenemos en nuestras manos una herramienta mágica y poderosa: el libro. Vamos a hacerla parte de nuestro sistema educativo y para ello, hemos construido una hermosa biblioteca. Pueden visitarla cuando quieran, pero sepan desde ahora que los libros se pueden abrir, se pueden tocar, se pueden oler… pero no se pueden leer”.
Creo que el problema principal radica en que nosotros, los docentes, tenemos que aprender el uso de esta nueva herramienta, y no sabemos cómo. Es como si, frente a la apertura de esa biblioteca, no supiéramos leer. Y uno de los desafíos más difíciles es vencer la resistencia de nuestros pares.

¿Quién me ayuda a vencer el monstruo del “Porque no”?
Cuando hablo con colegas sobe modificar algunas de las formas en que evaluamos a nuestros alumnos en el transcurso de la materia me encuentro con muchas ideas y posturas interesantes. Nos adentramos en debates muy interesantes y constructivos y se nos iluminan los ojos cuando hablamos de evaluar no solo lo que el alumno aprende sino también de evaluarlo para que aprenda y tener en cuenta en la evaluación el cómo aprende. Pero cuando llegamos al punto de poner en práctica… la respuesta siempre es NO. Y como estamos acostumbrados al “justifique su respuesta” comienza el desfile de los “NO porque”…
No porque los alumnos se copian todo de Internet  No porque es mucho más trabajo para nosotros. No porque fulano ya lo hizo y no sirvió de nada. No porque implica más tiempo. No porque lo tenemos que hacer en casa. No porque no funciona.  No porque esto es la facultad y tiene que ser algo formal. No porque son alumnos del primer año y no se les puede pedir tanto. No porque los otros no van a querer. No porque nadie lo valora. No porque estamos bien así. No porque no podemos suponer que todos los alumnos tienen Internet en la casa.
Creo que muchas de esas respuestas vienen del miedo al cambio y de varios factores involucrados con lo que implica trabajar para el cambio.  Y también porque, muchas veces, cometemos el error de pensar en  adaptarnos a la herramienta en vez de pensar en adaptar la herramienta a nosotros. En palabras de Hanna… damos vueltas alrededor de “si funciona” en vez de analizar el “cómo hacerlo funcionar”.

¿Ante quién rendimos cuentas?
Como ayudante en la materia respondo ante mi jefa de cátedra y esta lo hace frente al jefe de departamento, y este ante el decano de la facultad, y este lo hace ante el rector de la universidad y este lo hará frente al ministro de educación y frente a las empresas y frente a la sociedad. Y esto es un camino de ida y vuelta porque luego de este trayecto “hacia arriba” comienza el que va “hacia abajo” que da el ok a ciertas cosas, plantea la modificación de otras y abre espacios para la inclusión de cosas nuevas. Y muchas veces, a partir de esta doble vía, se redefine constantemente cuál es el lugar y la función de la universidad, y otras tantas, cuál es el perfil del egresado.  Y en el área de las ciencias y la ingeniería a veces parece haber una lucha entre lo que demanda el mercado laboral, lo que la comunidad científica cree que debe ser y lo que la sociedad necesita. Y no es fácil encontrar coincidencias. Pero es claro que rendimos cuentas todo el tiempo. Y sabemos a quién se las rendimos. Pero muchas veces no sabemos muy bien qué cuentas rendimos o para qué las rendimos. Y como siempre que uno hace algo sin saber muy bien ni por qué lo hace ni para qué lo hace… lo hacemos mal.
Creo que tenemos que replantearnos qué es lo importante y significativo, el para qué rendimos cuentas y lo que eso implica.

Ya sabemos coser y estamos aprendiendo a bordar… ¿Podremos abrir la puerta para ir a jugar?
“Es un gran desafío para la educación y los docentes con fuerte tradición de trabajo en soledad y aislamiento aprovechar las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías de externalizar el conocimiento y así compartirlo, discutirlo y validarlo”. Creo que este párrafo de Lipsman no solo hace referencia a la ampliación de los límites del aula, creo que también se refiere al cambio en su arquitectura.
Queremos fomentar en nuestros alumnos la interacción, el debate, la construcción colaborativa, el encuentro desde la diferencia, la validación por parte de los pares, etc… Pero mayormente, seguimos dando nuestras clases solos, es decir, aunque haya un grupo docente, generalmente cada uno se encarga de un tema o una tarea específica.
Hace un tiempo, en la clase de química de la que soy ayudante hicimos un pequeño cambio de metodología. Las docentes somos dos licenciadas y dos ingenieras y con el tiempo nos fuimos dando cuenta que, además de las diferencias personales, por nuestra formación tenemos diferentes formas de razonar los mismos problemas, hacemos hincapié en diferentes aspectos, le damos distinta relevancia a las mismas cosas y vemos diferentes aplicaciones prácticas. Y nos pareció que esto podía enriquecer nuestras clases y por sobre todo, podía enriquecer a nuestros alumnos. Al principio nos preguntábamos si esto no confundiría a los alumnos, y llegamos a dos puntos de partida: esto no podía quedar solo entre nosotras, había que incluir a los alumnos en el proceso, hacerlos partícipes; y que la única forma de ver si realmente eso iba a enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje era probando.

Así que empezamos a dar las clases de problemas y de laboratorio aprovechando esto. Discutimos, nos intervenimos constantemente, nos consultamos, construimos en equipo y consensuamos. Y empezamos a fomenta la interacción de los alumnos con el proceso. Obviamente pueden hacerlo cuando quieran, pero fuimos encontrando “lugares” para disparar esta interacción y forzarla sutilmente.  Y además de resultar en clases más dinámicas y divertidas y en una experiencia más enriquecedora para los alumnos, también lo es para nosotras ya que estamos aprendiendo constantemente, ya no solo de nuestros pares sino también de los alumnos.